La presencia de NIAS (Non-Intentionally Added Substances) en materiales en contacto con alimentos pueden ser identificadas mediante distintas técnicas analíticas. Pero, ¿cómo evaluar la exposición del consumidor y el potencial riesgo para la salud? Estamos trabajando en el desarrollo de un protocolo para garantizar la seguridad del consumidor considerando la exposición real a NIAS en su dieta.
En artículos previos hemos comentado la importancia de contar con una adecuada analítica química y el interés por desarrollar modelos celulares y metodologías de análisis biológico que permitan conocer la exposición a potenciales riesgos para la salud de los consumidores.
Sin embargo, es necesario evaluar las dosis críticas o los niveles de exposición de una sustancia en la dieta para conocer la implicación real que tiene para un perfil de consumidor determinado. No todos los perfiles poblacionales tienen los mismos hábitos de consumo ni consumen los mismos productos envasados, de ahí que la exposición a las NIAS pueda ser distinta.
En el marco del proyecto NIASAFE, el cual cuentan con apoyo de IVACE y está cofinanciado por Fondos FEDER, hemos estudiado las distintas metodologías actuales para evaluar el riesgo por exposición a las NIAS, en aras de crear un protocolo que, aunando criterios, vele por la seguridad del consumidor.
Requerimientos de los estudios de exposición
Todos los estudios de exposición a sustancias no listadas, requieren de información relativa a las migraciones y predicciones sobre los consumos en la dieta diaria. Esta información viene determinada por la cantidad de agua y comida que una persona pueda consumir, así como del tipo de envases y las formas de envasado utilizadas por los alimentos y bebidas consumidas.
En un análisis sobre la seguridad de una sustancia, tras evaluar los datos relativos a la toxicidad, existen dos formas de determinar la exposición en la dieta. Por una parte, determinando el Consumo Diario Tolerable (TDI, en sus siglas en inglés), basado en los datos de toxicidad, y por otra el uso de los Umbrales de Alerta Toxicológica (TTC, en sus siglas en inglés).
3 metodologías estudiadas para el desarrollo de un protocolo realista
Entre las metodologías estudiadas, una de ellas asume que una persona consume 1 Kg de comida envasada al día en un cubo de 1dm3 que es cubierto por un único material de envasado. Se presupone que este consumo es diario durante toda la vida del consumidor. Esta metodología no representa un modelo de consumo real, ya que no todos los días se consume lo mismo y el material de envasado es radicalmente diferente dependiendo del alimento que alberga.
La segunda de las metodologías estudiadas ha sido la desarrollada por Matrix Project, la cual ha combinado el uso de distintos envases con datos relativos a la dieta en cada uno de los 5 países involucrados. En el marco del proyecto se generaron los niveles genéricos de migración de distintos materiales plásticos empleados en el envase alimentario y se les denominó niveles de interés (Level of Interest, LOI).
Además, el proyecto recoge información específica para distintos países entre los que se encuentra España. Se conoce así la superficie de envase plástico a la que los consumidores están expuestos por tipo de material y alimento consumido; así como el respectivo cálculo de los niveles de interés (LOI). Esta información, junto con los análisis químicos, se emplea en el estudio de la exposición a las NIAS.
Sin embargo, presenta ciertas limitaciones y es que no es aplicable a sustancias que no estén ahí contempladas o tampoco para un uso excesivo de un material concreto.
El tercero de las metodologías analizadas es la desarrollada por FACET Project (European Flavours, Additives, and food Contact materials Exposure Task), iniciativa financiada por el 7º programa marco. Este proyecto centró su actividad en la estimación de la exposición de tres tipos de químicos en alimentos: aditivos, aromatizantes y sustancias que hayan migrado de materiales en contacto con alimentos. Así, desarrollaron una herramienta que modeliza la exposición a sustancias que hayan migrado a los alimentos en países europeos.
El análisis de estas tres metodologías focalizadas en la evaluación del riesgo derivado de la exposición a NIAS en la dieta, ha sido el punto de partida para desarrollar un protocolo que aúne información y criterios. Este protocolo, a diferencia de las metodologías estudiadas, integrará información relativa a la analítica química e información relativa a la evaluación de la actividad biológica (citotoxicidad y genotoxicidad) de las NIAS presentes en los materiales de envase. Se pretende así generar una herramienta de utilidad empresarial que permita garantizar la seguridad del consumidor.
El proyecto NIASAFE está cofinanciado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional, a través de las ayudas IVACE 2018 dirigidas a centros tecnológicos de la Comunitat Valenciana para el desarrollo de proyectos de I+D en cooperación con empresas.