La demanda de productos orgánicos crece exponencial y sostenidamente en España, que ocupa el primer lugar de la Unión Europea en superficie de agricultura ecológica. Ante este boom del mercado de lo bio, la producción agraria y la industria alimentaria deben acreditar que sus alimentos proceden de sistemas de producción ecológica certificada. En este contexto, la planta industrial de AINIA, Altex, acaba de obtener la certificación ecológica para para desgrasado de productos vegetales y obtención de extractos.
La demanda interna de productos ecológicos ha crecido exponencialmente en el último lustro hasta aupar a España al top ten de países que más alimentos bio consumen, según los datos que maneja Ecovalia, una asociación con 15.000 productores y el 52% de la superficie ecológica certificada. Concretamente, España se sitúa en el séptimo puesto del ranking europeo, tras Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Suiza y Suecia. Este incremento se relaciona con una bajada de precios de los productos por la reducción de intermediarios, los avances en la distribución y el aumento de la producción, así como con cambios en los hábitos de consumo.
Los consumidores estamos cada vez más concienciados con el medio ambiente y la calidad de los productos alimenticios. De hecho, el mercado ecológico de la Unión Europea ha experimentado un notable incremento en los últimos años.
El mercado de productos ecológicos en España se situó en 1.498 millones de euros en 2015, casi un 25% más que en 2014, según el estudio Caracterización del sector de la producción ecológica española en términos de valor y mercado. 2015 encargado por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (Mapama). En 2016, los primeros avances del Mapama apuntan a que el consumo interno rondó los 1.700 millones de euros. Es decir, en tan solo dos años, los consumidores españoles han incrementado sus compras en casi 600 millones.
Estos datos se alinean, siempre según el informe, con el aumento del gasto per cápita en productos ecológicos, que ha crecido en España mucho más que el gasto en alimentación y bebidas convencionales, crónicamente estancado en los últimos años. De hecho, el gasto por habitante y año en alimentos bio aumentó, mientras que el gasto en alimentos y bebidas convencionales se redujo.
Pese a que los alimentos bio supusieron el 1,51% del total del gasto alimentario realizado en España según los últimos datos disponibles, con un gasto per cápita al alza que se sitúa en 32,27 euros, todavía estamos lejos de países como Suiza, con 262 euros por habitante, Dinamarca (191 euros) o Suecia (177 euros).
En la cesta de la compra, los productos ecológicos de origen vegetal tienen un peso importante, un 77 % del total eco; el otro 23% corresponde a alimentos de origen animal. A nivel de superficie de agricultura ecológica, España ocupa el primer lugar de la UE y quinto mundial.
Certificación de producción ecológica para el desgrasado de productos vegetales
Para poder atender este boom de lo bio, la producción agraria y la industria alimentaria deben acreditar que sus alimentos, así como las operaciones de procesado asociadas a los productos finales puestos en el mercado, se realizan mediante sistemas de producción ecológica certificada. En esta línea, el Comité de Agricultura Ecológica de la Comunitat Valenciana ha concedido recientemente a AINIA el certificado de producción ecológica para desgrasado de productos vegetales y obtención de extractos mediante la aplicación de CO2 a presión o CO2 supercrítico, procesos que se realizan a maquila en la planta industrial Altex.
Esta certificación ecológica garantiza que los productos han sido producidos siguiendo las normas de la agricultura ecológica, y que han sido controlados en todo su proceso de producción. En este sentido, la tecnología de extracción con CO2, a diferencia de procesos extractivos con disolventes orgánicos convencionales, es reconocida como “green” y apta para el procesado de productos ecológicos, también denominados “bio” u “orgánicos” en diferentes zonas geográficas.
Las aplicaciones de la tecnología supercrítica son variadas, tal y como expusimos en el artículo Cómo aprovechar el potencial de la extracción con CO2 supercrítico. Destacan sus aplicaciones en la extracción de grasas, aceites, colorantes naturales, sabores e ingredientes activos… de valor para la industria alimentaria y de ingredientes, además de para la industria cosmética, nutracéutica y farmacéutica.
El CO2 supercrítico constituye una alternativa capaz de ofrecer elevados niveles de recuperación de extractos, superando incluso los obtenidos por la presión en frío y todo ello sin empleo de disolventes orgánicos ni de temperaturas que puedan dañar los productos. Se trata de un proceso inocuo, respetuoso con el medio ambiente y rentable.
De la misma forma, el CO2 supercrítico es utilizado para el desgrasado de productos, así como en la eliminación de plaguicidas, impurezas, trazas, olores desagradables… de diferentes productos o materias primas, como avanzamos en la publicación Aplicaciones de la extracción con CO2: Obtención de alimentos ricos en proteína y bajos en grasa.
AINIA lleva más de 20 años desarrollando procesos y equipamiento para la extracción con CO2 supercrítico y su planta industrial, ALTEX, ofrece servicios de maquila de esta tecnología garantizando procesos sostenibles y aptos para productos con certificación ecológica.