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La USDA (United States Department of Agriculture) ha anunciado un cambio significativo en la política pública de protección de la seguridad alimentaria de EEUU: tras más de diez años de prohibición, la carne de vacuno europea podrá volver a comercializarse en el mercado americano.
Y es que desde 1998 y desde la aparición de los primeros brotes de la llamada “enfermedad de las vacas locas” en el Reino Unido, Estados Unidos ha protegido a sus ciudadanos – y a sus productores- impidiendo la entrada de vacuno europeo en su territorio. 2014 será el año en el se les vuelvan a abrir las puertas del “Far West” para el ganadero europeo.
Este cambio es significativo, no solamente por el impacto económico que puede suponer para el sector, sino también como muestra de la voluntad de entendimiento entre Administraciones en temas clave que hasta la fecha se han tratado de forma antagónica de un lado y otro del Atlántico. Y es que entre EEUU y la Unión Europea, socios comerciales a la par que competidores, existen diferencias fundamentales que pueden sentenciar el éxito o el fracaso el “salto” al mercado americano por parte de nuestras empresas.
Diferencias nada desdeñables que, dentro del ámbito de la legislación alimentaria, abarcan campos tan variopintos como los que enunciamos a continuación:
Mientras que la legislación comunitaria en materia de etiquetado prohíbe cualquier mención a la cantidad de grasas “trans” en el etiquetado nutricional de los productos alimenticios, de acuerdo con el Code of Federal Regulations vigente en Estados Unidos, la omisión de la referencia a este tipo de grasas en el etiquetado nutricional de un producto alimenticio comercializado en el mercado americano constituye una vulneración clara de la normativa de la FDA (Food and Drug Administration).
Desde 2003, la Unión Europea blinda mediante dos reglamentos el etiquetado de alimentos transgénicos y de alimentos producidos a base de ingredientes modificados genéticamente. Determinados países miembros van más allá y dictan una normativa propia que regule el etiquetado de productos “libres” de ingredientes transgénicos. Sin embargo, en USA no existe una norma que regule este tema a nivel nacional y son numerosos los Estados de la Unión (el último el Estado de Washington) que rechazan la adopción de normativa que obligue a incluir en el etiquetado referencias a la presencia o uso de transgénicos en el proceso productivo.
Mientras que en EEUU los productos que no contienen gluten por su propia naturaleza suelen etiquetarse (mediando decisión al respecto de la FDA) como productos “sin gluten”, la normativa comunitaria prohíbe expresamente esta práctica, ya que entiende puede generar confusión en el consumidor.
Ante tales “desavenencias", son numerosos los foros en los cuales se debaten de forma continuada soluciones para el entendimiento, y el comienzo de las importaciones de vacuno europeo constituye sin duda un importante avance. Sin embargo, mientras tengamos asperezas pendientes de limar, debemos estar vigilantes y tener en cuenta que americanos y europeos sí que somos, a día de hoy, diferentes.
Foto de USDAgov publicada en Flickr
Mª José Plana (4 artículos)
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