La descarbonización de los procesos productivos se encuentra actualmente en boca de todos. Se trata de un proceso continuo de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera. La UE se ha propuesto cumplir con el compromiso de ser neutros en emisiones de carbono antes de 2050 lo que no va a ser tarea fácil para nadie y menos para el sector agroalimentario. Exige desplegar tecnologías sin emisiones en todos los sectores incluido el agroalimentario, desde la ganadería y agricultura hasta la industria, transporte y la distribución.
Un tercio de las emisiones globales de gases de efecto invernadero proceden de los sistemas de producción de alimentos. La producción agrícola, el uso de la tierra, la transformación y cadena de suministro (retail, packaging, transporte…) y, el consumo de alimentos son algunas de las actividades donde se generan más emisiones globales de gases de efecto invernadero en el sector agroalimentario.
La siguiente figura muestra un desglose de estas emisiones a lo largo de la cadena de valor alimentaria:
La descarbonización en un reto clave de futuro para el sector. Te contamos las principales estrategias y líneas de innovación en materia de descarbonización.
Descarbonización de los sectores agrícolas y ganaderos
En España, el sector con más peso en el global de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEIs) en 2018 fue el del transporte (27%) seguido de las actividades industriales (19,9%), la generación de electricidad (17,8%) y la agricultura (11,9%). Por gases, el CO2 suponía un 81% de las emisiones totales de GEI, seguido del metano (12%).
En las estadísticas, el sector “Agricultura” (que incluye también la ganadería) supuso el 11,9% del total de las emisiones ese año. Las actividades ganaderas fueron responsables del 67% de las emisiones de este sector, y cerca del 8% de las totales en España. En cuanto a las emisiones de las actividades ganaderas un tercio correspondían a la gestión de estiércoles y dos tercios a la fermentación entérica. Los datos son representativos de la situación actual en 2022 al haberse producido tan solo ligeras variaciones.
Las principales estrategias y líneas de innovación en materia de descarbonización serían:
- Desarrollo de nuevos (bio)fertilizantes con menor huella ambiental.
- Mejora de las técnicas de aplicación de productos fertilizantes al suelo.
- Gestión y tratamiento de deyecciones ganaderas para prevenir la emisión de metano. Valorización en forma de biogás, biometano, etc.
- Reducción de emisiones de metano de la digestión de rumiantes (fermentación entérica).
- Uso de combustibles renovables y eficiencia energética en maquinaria agrícola.
- Reducción de la quema residuos agrícolas.
Descarbonización de industrias agroalimentarias, transporte y distribución
Las GEI generadas por las industrias alimentarias se deben principalmente al consumo de energía, bien de forma directa debido al uso de combustibles fósiles (gas natural, gasóleo…) o bien indirectas asociadas a la compra de electricidad generada por terceras empresas. Otras emisiones GEI mucho menos significativas corresponden a gases refrigerantes como los hidrofluorocarbonos (HFCs).
Las estrategias de descarbonización e innovaciones en las que se puede actuar se centran en:
- Abastecimiento sostenible de materias primas con reducida huella de carbono: Seleccionar proveedores que pueden demostrar una menor huella de carbono es una tendencia en el sector de industrias agroalimentarias. La utilización de las herramientas de cálculo de la huella de carbono es cada vez mayor en el sector. Las industrias alimentarias son pioneras en el uso de estas herramientas (GHG Protocol, ISO 14067, ISO 14040, PAS 2050) con el objetivo de comprender, cuantificar, y reducir sus emisiones de GEI a lo largo del ciclo de vida del producto.
- Diseño de alimentos con reducida huella ambiental: En el horizonte del 2050, bien por autoexigencia de las propias industrias alimentarias o bien por parte de la administración, clientes o consumidores finales, crecerá en el sector el diseño de alimentos teniendo en cuenta su huella de carbono ante la creciente demanda de los consumidores y sociedad en general por alimentos obtenidos de manera sostenible.
- Desarrollo de productos análogos a los de origen animal (plant based): El crecimiento de la demanda de proteína animal debido a los cambios en los modelos de consumo en algunos países y la previsión de incremento de la población mundial de un 34% de aquí a 2050, junto con la mayor sensibilidad medioambiental de los consumidores y aspectos asociados a la salud, ha acelerado el interés por proteínas vegetales u otras alternativas que en general presentan una menor huella de carbono que sus análogos de origen animal.
- Eco-diseño de envases y embalajes. En el diseño de un envase disruptivo se implican a todos los agentes de la cadena de valor, hasta el consumidor final, con el fin de conseguir su viabilidad técnico – económica y una reducción de las emisiones de GEI.
- Reciclado de envases. Según la Estrategia Europea para el Plástico en una Economía Circular, para el año 2030, todos los envases de plástico existentes en el mercado comunitario deberán ser reutilizables o poder ser reciclados de manera rentable. Esta exigencia debería contribuir a reducir el impacto medioambiental de los envases a nivel de emisiones de CO2.
- Ahorro y uso eficiente de la energía en la industria. El ahorro y la eficiencia energética constituye una de las principales estrategias para reducir de manera rápida la huella de carbono de las empresas y productos. Cambios en los procesos, mejoras en la eficiencia de los equipos de producción, sistemas de monitorización y control, etc.
- Uso de energías renovables en la industria. La integración de energías limpias y renovables como la energía fotovoltaica, térmica, biomasa sólida, etc. en las industrias agroalimentarias desplazan las emisiones de CO2 fósil asociadas al consumo de electricidad y combustibles tradicionales.
- Valorización energética in situ de residuos y auto-consumo. Se generan multitud de subproductos, residuos y aguas residuales que cuando no pueden ser aprovechados en aplicaciones de más valor añadido pueden convertirse en fuentes de energía renovable en forma de combustibles gas o sólidos para autoconsumo.
- Transporte y logística sostenible. La logística constituye uno de los grandes capítulos de la sostenibilidad medioambiental en el sector agroalimentario dada su capacidad para reducir las emisiones de gases a la atmósfera y el gasto energético en todos los eslabones del proceso de distribución alimentaria: desde la recogida de los productos en sus puntos de origen hasta su llegada a la tienda o al hogar de los clientes.
- Reducción de pérdidas y desperdicio alimentario: Las pérdidas y el desperdicio de alimentos tienen un enorme impacto ambiental, ya que representa aproximadamente el 6 % del total de las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE y supone una carga innecesaria para los recursos naturales limitados, como el uso de la tierra y el agua.
Las estrategias de descarbonización e innovación en las que se puede actuar se centran en:
- Prevención de pérdidas en campo y post-cosecha (mermas cooperativas y centrales hortofrutícolas).
- Diseño circular de productos (envases que eviten desperdicio, materiales y diseños que extiendan la vida útil, etc.)
- Desarrollo de iniciativas para un uso eficiente de productos en fase consumo como aplicativos para uso compartido entre productores y consumidores, entre consumidores, bancos de alimentos, etc.
- Aprovechamiento integral de residuos orgánicos generados a lo largo de la cadena, uso en cascada, y con modelos basados en el concepto de biorrefinería.