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La evolución de los productos cosméticos se extiende desde la Antigüedad, a través de las diferentes civilizaciones, hasta nuestros días. En cada etapa de la historia, los productos cosméticos han reflejado los cambios en la cultura, la sociedad y las normas de belleza, pero fue en el siglo XX cuando la ciencia y la tecnología se incorporaron significativamente a los procesos cosméticos, impulsando una verdadera transformación y el inicio de la industria cosmética tal y como la conocemos en la actualidad.
Este período marcó un antes y un después en el desarrollo, eficacia, y seguridad de los productos cosméticos: la síntesis de nuevos compuestos y el uso de tecnologías para mejorar la formulación y aplicación de cosméticos, fueron algunos de los avances que permitieron ofrecer productos innovadores adaptados a las necesidades específicas de los consumidores.
El crecimiento de la industria conllevó una mayor regulación que garantizara la seguridad y calidad de los componentes utilizados, así como un etiquetado adecuado para los cosméticos. A todo ello, se suman, en línea con las nuevas tendencias y sensibilidades sociales, otras incorporaciones más recientes como gamas de productos más inclusivos que tienen en cuenta diferentes tonos de piel y tipos de cabello, así como preferencias orgánicas, sostenibles, veganas o cruelty free, entre otras.
La incorporación de la innovación en la industria cosmética es esencial para entender cómo esta industria se adapta y evoluciona en respuesta a las expectativas del mercado. El sector de la perfumería y cosmética en España experimentó un crecimiento del 11,3% en 2022, respecto al año anterior, alcanzando un volumen de negocio de 9.250 millones de euros. Este crecimiento se atribuye principalmente, a la innovación en productos y a la expansión en mercados internacionales que ha consolidado a España entre los 10 principales exportadores mundiales de productos de belleza y en el segundo lugar en exportaciones de perfumes. Las exportaciones del sector alcanzaron los 6.515 millones de euros en 2022.
Los consumidores de hoy están más informados y conscientes que nunca de sus preferencias en productos cosméticos. Esto incluye una demanda creciente por productos que sean sostenibles, orgánicos, libres de crueldad animal y personalizados para atender a sus necesidades específicas. La innovación permite a las marcas desarrollar productos que no sólo cumplan con estas expectativas, sino que también superen a la competencia en un mercado altamente competitivo.
Desde la investigación y desarrollo de nuevos ingredientes hasta la implementación de tecnologías de fabricación avanzadas, la innovación tecnológica permite la creación de productos más eficaces (péptidos biomiméticos, antioxidantes avanzados, probióticos…), seguros y atractivos para el consumidor. Por ejemplo, la biotecnología o la microencapsulación han permitido el desarrollo de ingredientes cosméticos más potentes y específicos, mientras que la inteligencia artificial (IA) y el análisis de datos masivos ayudan a personalizar productos a una escala previamente inimaginable.
En el marco del proyecto Marea II, AINIA está estudiando materiales de origen natural, para su uso en el sector cosmético, que permitan encapsular principios activos de una forma más eficaz. Con el objetivo de conseguir sistemas de liberación dirigidos a células diana de la piel más eficaces se han sintetizado péptidos con capacidad penetrante, a través de herramientas de ingeniería genética.
Otro ejemplo es el proyecto Healthytooth que estudia el potencial terapéutico de diferentes enzibióticos frente a los patógenos causantes de las caries. En concreto, se está estudiando el uso de ingredientes bioactivos, obtenidos a partir de virus bacteriófagos, para desarrollar una estrategia que minimice los efectos de los patógenos causantes de diferentes patologías bucales como puede ser la caries.
Entre los avances que ha supuesto la incorporación de la tecnología a la industria cosmética encontramos la posibilidad de crear productos personalizados basados en el análisis genético o en la evaluación de la piel mediante inteligencia artificial (IA). También mejoras en la seguridad de los productos mediante métodos alternativos a las pruebas en animales o el desarrollo de productos más sostenibles desde el uso de ingredientes de procedencia natural hasta embalajes biodegradables o reciclables.
En este contexto, el proyecto Frutalga, liderado por AINIA, con la participación de SITRA, AVA-ASAJA, IDiBE y Prospera Biotech, investiga la obtención de bioproductos de alto valor para la industria cosmética procedentes del aprovechamiento de biomasas microalgales y de fruta procedente de mermas de producción en actividades agrícolas.
La innovación en el envase y su aplicación a los productos cosméticos también juega un papel esencial para mejorar la experiencia del usuario. Diseños de envase biodegradables o sostenibles pueden mejorar la usabilidad y aumentar la vida útil del producto además de reducir el impacto ambiental.
En este contexto, investigadores de AINIA han desarrollado un envase cosmético a partir de un bioplástico obtenido de residuos orgánicos. La integración de bioprocesos permite la revalorización de los residuos, al tiempo que reduce los costes de fabricación del biopolímero. Con el biopolímero obtenido se han realizado varios prototipos de envase para productos cosméticos que ya han sido testados por empresas cosméticas.
La sostenibilidad se ha convertido en una prioridad tanto para consumidores como para productores. Estas innovaciones no sólo responden a la demanda del consumidor por productos más ecológicos, sino que también contribuyen a la responsabilidad corporativa de las empresas frente al medio ambiente.
La innovación exige actualizar la normativa cosmética para garantizar la seguridad del consumidor con regulaciones que se actualizan constantemente a nivel mundial. Además, la Unión Europea está promoviendo el desarrollo sostenible en esta industria, lo que incluye la mejora del desempeño medioambiental con relación a los envases y al uso eficiente del agua.
También requiere de una inversión continua en investigación y test de evaluación, que avalen que los nuevos productos no sólo son innovadores y eficaces, sino también seguros para su uso.
En definitiva, la innovación en la industria cosmética es esencial para satisfacer las diferentes y cambiantes necesidades de los consumidores, quienes buscan productos que sean seguros, efectivos, personalizados y sostenibles. Al invertir en investigación y desarrollo, adoptar nuevas tecnologías y prestar atención a las tendencias del mercado, las marcas pueden desarrollar productos que no sólo cumplan con las expectativas de los consumidores, sino que también contribuyan positivamente al medio ambiente y la sociedad.
Eva Sánchez (360 artículos)
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