Estos últimos meses han sido intensos, hemos observado los cambios que se han producido en el entorno, identificado necesidades empresariales y de la sociedad en su conjunto, y con esta información, hemos diseñado diversas iniciativas centradas en garantizar la seguridad de equipos, materiales y personas.
Nuestra capacidad multidisciplinar nos ha permitido abordar áreas bien distintas, como la evaluación de los sistemas de desinfección utilizados en la industria, el estudio de la prevalencia del SARS-Cov-2 en superficies, el análisis del virus causante de COVID-19 en superficies, aguas y aguas residuales; así como la definición de un protocolo para la descontaminación de mascarillas filtrantes mediante tratamientos térmicos.
El SARS-Cov-2 tiene una envoltura lipídica que es fácilmente atacable por tensioactivos, de ahí que el uso de jabón rompa esta envoltura e inactive el virus. Partiendo de esta premisa, parece que las actuales técnicas de desinfección son efectivas, sin embargo, esta epidemia nos lleva a revisar la eficacia de los procesos actuales de desinfección y replantearnos si hay otras superficies o áreas que deben ser desinfectadas.
Sectores industriales como el cosmético o el alimentario disponen de sistemas bastante eficaces, sin embargo, es momento de considerar aquellas superficies que no están en contacto directo con el producto fabricado, pero si con el personal; como son las zonas de paso y las comunes entre otras.
En cuanto a comprobar la eficacia de los procesos de desinfección, hay cuatro elementos claves que a considerar:
La comercialización y uso de los desinfectantes químicos, está regulada en Europa. Entre los biocidas se encuentra el Ozono, el cual se encuentra en proceso de evaluación por la autoridad competente y todavía no está validada su eficacia. Es importante remarcar que incluye el uso en superficies, pero no en personas.
El ozono se puede generar in situ y no genera residuos. Se trata de un producto químico con alto poder oxidante y con interacción con los materiales, por lo que es necesario considerar el posible deterioro que puede llegar a causar. Se puede aplicar en distintos formatos, pero como ocurre con la mayoría de las técnicas de desinfección, es necesario asegurar la eficacia en relación al modo de aplicación y uso específico. En muchas ocasiones se combina con Ultravioleta (oxidación avanzada) para aumentar la capacidad oxidante y con ello la capacidad desinfectante.
Seguir las cuatro etapas para evaluar la eficacia de los procesos actuales y considerar nuevas superficies de contacto contribuye a la seguridad de la producción industrial.
Se ha hablado de las superficies como vías de contaminación y la supervivencia del virus de hasta 9 días en algunos materiales plásticos. Sin embargo, existe cierta controversia al respecto pues no existen tenemos datos de la prevalencia ni de la capacidad de transmisión hacia las personas.
La OMS indica que no hay pruebas concluyentes de que el SARS-Cov-2 se transmita a través de los objetos, aunque recomiendan la desinfección de las superficies y la investigación sobre la prevalencia y el potencial foco de transmisión. Podemos llegar a pensar que distintas superficies podría ser vía de transmisión al igual que lo son para otros patógenos.
Existen normas que recogen cómo se debe llevar a cabo la experimentación para evaluar si un nuevo viricida tiene capacidad antiviral o no. Es posible utilizar microorganismos subrogados, aquellos con características semejantes, pero menos patógenos, que aquel que queramos evaluar.
Estamos trabajando en una nueva iniciativa en la que utilizamos microorganismos subrogados de la familia del coronavirus para estudiar la eficacia de desinfectantes y otros sistemas de desinfección frente a la propagación del virus. El objetivo es poner a punto métodos para evaluar la persistencia de los virus en la superficie de envases y alimentos entre otros.
Figura 1. Objetivos del proyecto, “Desarrollo de estrategias avanzadas para el diagnóstico, control y prevención de virus causantes del síndrome respiratorio agudo en la Industria Alimentaria (COVID)”. Presentado a la convocatoria de ayudas promovidas por IVACE y co-financiadas con fondos FEDER, y dirigidas a centros tecnológicos de la Comunitat Valenciana para el desarrollo de proyectos de I+D de carácter no económico realizados en cooperación con empresas.
En primer lugar, trabajamos en la selección de las cepas que mejor representen al SARS-Cov-2 y sirvan para la naturaleza del estudio. A continuación, llevamos a cabo distintas experiencias en el laboratorio en las que inoculamos las cepas a las diversas superficies objeto de estudio, consiguiendo un nivel de contaminación homogéneo. Para los ensayos de prevalencia, tras aplicar procesos de desinfección o no, se requiere de un sistema biológico que muestre la efectividad, líneas celulares que dependerán del virus de ensayo. En la iniciativa en la que estamos trabajando consideramos líneas celulares, en concreto fibroblasto de pulmón, en las que determinemos el grado de infectividad y viabilidad del virus SARS-Cov-2.
Cada situación es distinta, por lo que es necesario una adaptación de la metodología sobre la que se está trabajando para que los resultados sean representativos para cada empresa.
Comprobar la presencia del virus en aguas y superficies contribuye a realizar la actividad industrial, comercial o recreativa con mayor garantía. Se trata de asegurar que las condiciones de las instalaciones y operaciones de limpieza y desinfección son correctas, tanto la de rutina como aquellas implementadas de forma extraordinaria debido a la crisis sanitaria actual.
Es recomendable tomar muestras en aquellas superficies más expuestas a la contaminación y en aquellos puntos más propicios para la transmisión. El método que utilizamos es el RT-PCR real time.
Por otra parte, determinar la presencia y cantidad de virus en aguas residuales puede considerarse como una herramienta de alerta precoz de crecimiento de la afección de la enfermedad en colectivos. Aunque no puede establecerse una correlación directa entre carga vírica y número de afectados, si se ha establecido la correlación entre el aumento significativo de la afección en un colectivo que comparte red de aguas residuales y el aumento de la carga vírica en éstas.
Tenemos la capacidad para realizar análisis cualitativos y cuantitativos, en los que determinamos la existencia de material genético del virus, sin discriminar su infectividad.
Disponemos de los dos métodos de análisis puestos a punto y contamos con la tecnología necesaria para garantizar resultados fiables.
Ante la escasez de mascarillas en general y en concreto de las filtrantes tipo FPP2 y FPP3 en el ámbito hospitalario, surge la necesidad de descontaminar las disponibles para ampliar su vida útil e incrementar la seguridad de su reutilización en situaciones de emergencia.
En colaboración con el departamento de salud Xàtiva-Ontinyent, por mediación de FISABIO, hemos llevado a cabo un proyecto enfocado a la descontaminación de mascarillas filtrantes en bolsas de aluminio individuales mediante tratamientos térmicos.
En primer lugar, estudiamos la composición y mecanismo de acción de las mascarillas filtrantes, cómo las distintas capas funcionan para evitar el contagio. Como técnicas de descontaminación consideramos aquellos equipos ya existentes en los hospitales, como son los autoclave o estufas de laboratorio.
Antes de llevar a cabo las distintas experiencias en planta piloto, establecimos criterios para que la mascarilla mantuviese la eficacia filtrante y su funcionalidad. Un requisito importante es que el tratamiento evite mojar con líquidos las mascarillas evitando reducir la fijación electrostática de la carga microbiológica y evitar las contaminaciones cruzadas.
Considerando estos criterios, distintos modelos de bolsas y tratamientos térmicos, hemos definido un protocolo que permite alcanzar efectividades de descontaminación que llegan hasta el 99.9%.
Los próximos pasos son colaborar con la industria y otros organismos sanitarios para la implantación del protocolo.
La apuesta por la innovación es clave para evolucionar hacia modelos de negocio más seguros desde el punto de vista microbiológico. Disponemos de otras áreas de trabajo que aportan soluciones para evolucionar hacia la “nueva realidad”, como el uso de termografía para control de la temperatura de trabajadores y pacientes o la generación de soluciones Big Data y de Inteligencia Artificial para el análisis de datos COVID-19. Seguimos innovando para ti, ¿colaboramos?
Esta iniciativa ha sido financiada por el IVACE (Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial) en el marco del convenio de colaboración con AINIA para desarrollar actividades de I+D+i que sean transferibles al tejido industrial.Andrés Pascual (32 artículos)
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