La optimización de los recursos disponibles, la descarbonización de la energía y, el rediseño de productos y envases, son tres de las principales estrategias de adaptación al cambio climático en las que están trabajando muchas empresas para adaptar sus procesos a la coyuntura climática. Desde AINIA estamos ayudando a las empresas a esta adaptación y propiciamos un debate desde todos los eslabones de la cadena de valor. Será el próximo, 15 de junio en AINIA, en el marco de la Jornada “Soluciones al Cambio Climático: la descarbonización”. Te lo contamos.
La lucha contra el cambio climático se ha convertido en uno de los mayores retos a los que deberá enfrentarse el ser humano durante el siglo XXI. El calentamiento global y sus repercusiones en nuestro tejido productivo obligarán en las próximas décadas a efectuar medidas transformadoras que adapten los procesos a la coyuntura climática. El foco de las medidas transformadoras se centra en la reducción de las emisiones de los procesos productivos, especialmente de las emisiones de dióxido de carbono. Pese a no ser el gas con mayor capacidad de efecto invernadero, la cantidad de sus emisiones y su concentración en la atmosfera hacen que sea el parámetro más regulado de cara a la transición verde.
El proceso de descarbonización de la economía representa un esfuerzo trasversal desde todos los sectores económicos y estratos sociales. Dentro del tejido industrial, las empresas se ven obligadas a una restructuración de todos los procesos deltejido productivo con el fin de reducir las emisiones. Desde las materias primas, pasando por el proceso de transformación, hasta la finalización del proceso y el packaging del producto; todos los procesos son candidatos de sufrir una renovación que reduzcan sus emisiones de dióxido de carbono.
La transición hacia la economía circular: óptima utilización de los recursos disponibles
La actual cosmovisión lineal centrada en el uso de materiales y su desperdicio en forma de residuos se va a ver obligada a evolucionar. El precio elevado de las materias primas, la gestión de residuos y la normativa medioambiental inciden directamente sobre la rentabilidad de las empresas. Muchas compañías se ven obligadas a buscar materias primas de una calidad inferior o a la elevación de los precios, con su efecto negativo sobre las ventas. Sin embargo, es posible un cambio de paradigma siguiendo el modelo de la economía circular y evitando el desperdicio de materias primas durante los procesos.
El cambio de enfoque se ve favorecido por avances técnicos centrados en la recuperación de materias primas, reducción de la dependencia hídrica o rediseño de instalaciones, que permitan una óptima utilización de los recursos disponibles. La adecuada gestión de recursos aunaría tanto la ansiada sostenibilidad como una reducción en los costes de operación de las plantas, influyendo consecuentemente en la cuenta de resultados de las compañías.
La descarbonización de la energía: alternativas energéticas a los combustibles fósiles
Las fuentes energéticas representan el mayor porcentaje de la huella de carbono de las industrias manufactureras. Este hecho se debe al elevado porcentaje de la energía eléctrica producido por fuentes de combustible fósil unido a la producción de la energía térmica por la combustión de materiales densos energéticamente. En ambos casos se producirá una elevada producción neta de dióxido de carbono durante la combustión de los combustibles, que unido a la elevada huella de carbono asociada al transporte y extracción de estas sustancias hacen del sector energético el que necesita una mayor presteza a la hora de ser descarbonizado.
Existen diversas alternativas energéticas a los combustibles fósiles que permiten reducir las emisiones. Una de las alternativas más demandada durante los últimos años es el uso de biogás. A partir de residuos orgánicos de costosa gestión, es posible producir metano que alimente sistemas de generación de energía térmica o eléctrica. Este hecho reduciría los costes asociados a la gestión de residuos orgánicos, especialmente en algunos sectores como el ganadero. Este doble efecto, especialmente acentuado por el incremento en el precio del gas tras la guerra de Ucrania, ha provocado un aumento en la demanda de estas plantas, en una búsqueda de soberanía energética de las empresas que reduzca las posibilidades de verse inmersas en el desabastecimiento energético.
Rediseño de productos y envases
En el contexto de renovación de los sistemas productivos, es de vital importancia hablar de producto. Las decisiones relacionadas con el producto, su packaging, su transporte y venta pueden ser claves a la hora de evaluar su huella de carbono. El rediseño de los procesos y productos permite una adaptación de las empresas productivas a las necesidades del medio y los consumidores, dotándolas de un valor diferenciador.
Los productos son la razón de ser de toda la industria manufacturera, lo que hace imperativo que este elemento deba ser rediseñado para cumplir con las regulaciones medioambientales, incrementando la sostenibilidad de las compañías. La legislación medioambiental actual se verá incrementada y endurecida conforme los efectos del cambio climático comiencen a hacerse inmediatos e imprevisibles. Una correcta reestructuración de procesos y mejora de productos y envases permitiría a las empresas, no solo cumplir con los requerimientos actuales, sino adaptarse a las restricciones futuras que regularán los diferentes sectores productivos.
Jornada Soluciones al Cambio Climático: la descarbonización
Con el fin de acompañar a las empresas en la transición ecológica y combatir la incertidumbre de la coyuntura actual, AINIA organiza la “Jornada Soluciones al Cambio Climático: la descarbonización”. En esta jornada, empresas lideres, en sus respectivos sectores y en la búsqueda de la sostenibilidad, presentarán sus estrategias para la mejora relación con el medio sin poner en peligro su rentabilidad en la transformación. Junto a las compañías, expertos reputados de AINIA en diferentes áreas expondrán las corrientes de investigación que pueden llevar a la transición del tejido productivo hacia una economía circular sin emisiones netas de carbono.