Lactobacilus acidophilus, casei, reuteri, streptococcus intermedias… Son términos que resultan extraños para muchos y que están presentes en algunos de los productos que ingerimos. Concretamente, los consumimos algo más de 8 veces al mes pero, ¿qué son y para qué nos sirven?
Son bacterias, bacterias “buenas” que actúan frente a las “malas” y que nos ayudan a estar más sanos. Son los llamados alimentos “probióticos”, que a veces confundimos con “prebióticos”. -Veamos sus diferencias-. A través de una sencilla batería de 10 preguntas muy comunes, te invitamos a saber un poco más acerca de este tipo de alimentos dentro de la familia de los funcionales.
¿Sabías que nuestro nivel de salud depende en gran medida del equilibrio de la flora intestinal?
En nuestro aparato digestivo conviven unas 400 especies de bacterias, algunas de ellas son beneficiosas y otras son patógenas, es decir, las que nos ocasionan enfermedades. Las bacterias beneficiosas producen unos ácidos (acético, láctico y fórmico) que bajan el PH del intestino grueso de manera que inhiben, impiden, el crecimiento de estas bacterias patógenas. Por eso, estamos más sanos en la medida que contamos con estas bacterias beneficiosas y su capacidad de controlar y vencer a las patógenas.
¿Qué causa un desorden intestinal?
Una alimentación incorrecta, terapias prolongadas de antibióticos, radioterapia, quimioterapia, infecciones o incluso el estrés físico o psíquico.
¿Qué podemos hacer y de dónde podemos obtener estas “bacterias buenas”?
De esta pregunta nace el concepto de probiótico, que es un microorganismo vivo que, al ingerirlo, aporta un efecto beneficioso sobre nuestro cuerpo. Sobreviven a una digestión llegando vivas al colon y ayudando a restituir la flora intestinal que pueda haber sido alterada por alguna de estas causas comentadas y que son las que nos ayudan a reforzar nuestro sistema inmunológico. Es decir, al tomarlo, estamos introduciendo estas especies de bacterias “buenas” que ayudan a combatir las “malas”, a restaurar el equilibrio y prevenir las enfermedades.
¿Dónde las encontramos?
El vehículo más común es el de los productos lácteos fermentados (yogures, quesos). Éstos son más fáciles de digerir que los no fermentados y su consumo supone una ayuda en la digestión de algunos nutrientes de la dieta como la lactosa, el almidón y las proteínas, además de que facilita la absorción de minerales como el calcio, hierro, zinc, manganeso, cobre, o fósforo.
¿Por tanto, en qué nos ayudan los alimentos probióticos?
Por un lado, nutricionalmente hablando son muy ricos, y nos ayuda a digerir la comida produciendo las vitaminas, reduce la absorción del colesterol y por otro lado tiene una finalidad terapéutica en el tratamiento de desórdenes.
¿Cuándo se recomienda tomarlos más especialmente?
Etapas de crecimiento, embarazo, lactancia, épocas de estrés, desgaste en el trabajo, ritmo de vida acelerado, cuando hay problemas de digestión, etc.
¿Cuáles son las cifras de su consumo de los probióticos?
¿Sabías que, según datos del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, los españoles consumimos unas 8 veces de media alimentos probióticos al mes? Otro dato, la salud digestiva supone el 38% de las declaraciones en productos más demandados y les sigue con un 11 % las que se refieren a la protección del sistema inmune. Pero si miramos las gráficas, su evolución desde 2004 a 2010 ha sido exponencial.
¿En qué se diferencian de los prebióticos?
Son otras sustancias que al ingerirse favorecen la presencia de bacterias beneficiosas en el colon. Inhiben también numerosas bacterias patógenas pero su principio se basa en que son solamente sustancias que ayudan, sin vida, a modo de complementos energéticos para las bacterias beneficiosas, en eso se diferencian de las bacterias vivas de los probióticos. En definitiva, un alimento prebiótico sirve para potenciar otro probiótico, es decir, son complementarios.
¿Dónde los encontramos?
Las sustancias mejor estudiadas por su efecto prebiótico son los oligosacáridos y glicoconjugados, fructoligosacáridos que se encuentran en las frutas y hortalizas. Estas sustancias también son añadidas a algunos alimentos para fomentar el desarrollo selectivo de nuestra flora intestinal y que ayuda a combatir el estreñimiento.
Pero, ¿funcionan los probióticos?
“Siempre que se administren en la cantidad adecuada proporcionarán beneficios saludables”, explica Maria Teresa Navarro, técnico del Departamento de Nuevos Productos de ainia, que posee experiencia en la realización de ensayos in vitro (con líneas celulares), e in vivo (con animales de experimentación y ensayos clínicos), para evidenciar científicamente los efectos beneficiosos de estos productos prebióticos.